Camino a un cambio de hábitos en el rubro inmobiliario.
Frases como, “todo problema es una oportunidad”, “todo pasa por algo y es perfecto”, nunca resonaron en mis oídos, hasta que las experiencias de vida despertaron mi conciencia, pudiendo ampliar mi mente y ver más allá.
Hoy
confinados por obligación, sin entender que un bicho paralice al mundo, nos
ponga en peligro y nos obligue a incorporar nuevas prácticas cotidianas,
sabemos que llegó, cuanto menos para que la tierra vuelva a respirar, para
hacer una pausa, alzar la mirada y apreciar la vida.
Pero
muchos entendimos que el mundo sigue girando y decidimos que el miedo no nos
paralice percibiendo que la realidad es lo que es y nada podemos hacer para
cambiarla, solo elegir como mirarla.
Por lo
que aquí estoy, sentada frente a mi notebook, aprendiendo lecciones rápidas de
tecnología. Comienzo cada mañana conectándome con mis clientes desde
aplicaciones que desconocía, sin perder mi objetivo, el de brindarle un
servicio que solucione sus necesidades. Y mi asombro crece día a día, al medir
la buena receptividad de las entrevistas virtuales, mostrándose activos al uso
de la tecnología y hasta sugiriéndome mejores aplicaciones. Mi trabajo
cotidiano de generación de contactos sigue creciendo pese a las graves
circunstancias.
Y mi
equipo de trabajo me acompaña, propalando capacitaciones virtuales,
intercambiándonos experiencias y soluciones para seguir en movimiento.
Y así
como sabemos que no seremos los mismos, luego de atravesar este túnel,
conociendo que algunos saldrán más golpeados que otros, el mundo inmobiliario
tampoco será el mismo.
Estamos
desaprendiendo modalidades de trabajo y aprendiendo otras. Hoy descubrimos que
la comunicación puede ser fluida y presencial mediante la tecnología, eso nos
van exigir en breve nuestros clientes.
Experimentamos,
que podemos trabajar en sintonía con los propietarios quienes nos han ayudado a
recorrer sus casas con videos y fotos, sin que la prohibición de movilidad
afectara su publicidad y oferta.
Otros
clientes más inquietos nos consultan, a fin de evaluar hacia donde irán sus
inversiones, en esta abrupta caída de la economía mundial.
Muchos
ponderarán el valor de la familia y querrán en un futuro disfrutar de otro tipo
de inmuebles, pensando en que la vida no solo pasa por las obligaciones
laborales, entendiendo que lo más importante es que los más importante sea lo
más importante.
Imagino
el futuro de mi trabajo sentada frente a la notebook, hoy mi gran aliada,
generando contactos y ahorrándole tiempo a todas aquellas personas con
necesidades inmobiliarias.
Hoy
que pudimos vivenciar los cambios, vamos a querer incorporar las nuevas usanzas
en beneficio del negocio.
Habrá
autorizaciones de venta con validez jurídica, utilizando aplicaciones,
firmaremos contratos utilizando la firma digital, haremos entrevistas on line
para indagar las necesidades de nuestros clientes, mostraremos inmuebles
mediante videos y otras comunicaciones para remarcarles cuales son los más
apropiados y así seremos más asertivos al momento de concertar las visitas.
El
mundo inmobiliario está cambiando y somos protagonista de esa evolución, hay
hábitos que llegaron para quedarse y si bien estamos atravesando un verdadero
problema y no una simple circunstancia a resolver, el confinamiento nos abre la
puerta para mejorar la modalidad del negocio inmobiliario, transformándolo en
diligente y asertivo.
El conflicto es luz y sombra, peligro y
oportunidad, estabilidad y cambio, fortaleza y debilidad, el impulso para
avanzar y el obstáculo que se opone. “Todos los conflictos contienen la semilla
de la creación y la destrucción”. (Sun Tzu: “El arte de la guerra”, 480-211
a.c.).
Me quedo con la luz que está al final de este
duro camino, que nos hará evolucionar y reflexionar sobre lo vivido y entender
que la modalidad de este negocio ha cambiado para siempre.
Silvia G. Lobosco
Agente inmobiliario
Castex
Propiedades.